SIGUIENDO LAS CONVERSACIONES SOBRE LA EVOLUCIÓN Y DESARROLLO DE LA TELEVISIÓN PARA RESPONDER A LA NECESIDAD DE UNA INDUSTRIA POTENTE
Tengo
la certeza acerca de que la televisión argentina, sus nuevas narrativas,
audiencias y las articulaciones que lo público se debe con estas, esta
necesariamente vinculado en la manera de hacer y producir que nuestra
televisión tiene en sus 63 años de existencia.
La
televisión argentina, heredo, no solo lo implantado por la industria de la
radiofonía, sus empresas, sus modelos de negocios, sus locutores, y, hasta en
un principio, sus actores y directores, sino que operó también con su mismo
tipo de producción.
De
allí los noticieros, los programas periodísticos o revistas, de acuerdo al
locutor anfitrión, los radioteatros, que se dividían en el unitario, una obra
por programa y el episódico, una obra fragmentada en entregas diarias, o
semanales, de acuerdo al genero, los programas cómicos, los infantiles. Todos
bien establecidos en la grilla horaria de acuerdo a los hábitos familiares.
Los
hábitos familiares o poblacionales son fundamentales a la hora de programar una
emisora, o señal generalista.
En
estos momentos los hábitos, a la hora de ver televisión, se están modificando
en la medida que la convergencia se impone en nuestra cotidianeidad. De allí la
multipantalla, la multimedia. Las ficciones para televisión ya no se ven frente
al televisor, sino en la computadora, la tablet, por internet.
Surge
entonces un problema, ¿Quién paga, quien financia los contenidos para
televisión, cuando no se ven por televisión? La pregunta ante la preocupación
sobre el futuro de la industria, porque la disminución del valor de la pauta
publicitaria, en la televisión no se aprecia hacia donde se transfirió hacia un
medio de manera concreta. En el sentido de esta pregunta, en el sentido de
defensa de la industria, no preguntamos ¿Cuál es el género de ficciones para
televisión que sostiene un poderoso mercado internacional donde no hay
participación ni competencia de series al estilo de las series americanas?
A
esta pregunta surge una respuesta categórica: la telenovela.
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