Crítica del periódico El Duende

Corre el Año 1954. Se realiza en el país el Primer Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Diversas figuras del mundo se dan cita en La Feliz. Argentina recibe a las grandes estrellas, entre ellas, la más hermosa: Gina Lollobrígida. Su representante contrata a Carmona Cinquecento con el fin de facilitar todo lo que la gran Gina necesita durante su estadía. Pero nunca es fácil satisfacer los caprichos de una estrella. Lollobrígida pide langostinos y la engañan con un simple plato de cornalitos. Como consecuencia de este afán, ella sufre tal brote alérgico que le impide su presentación pública. Este error obliga a Carmona a agenciarse de una doble que encuentra en la hija de la peluquera contratada para peinar a la diva.
Esta comedia nos habla de una artista que si bien es célebre también padece sensaciones que trascienden lo actoral. En un excelente trabajo interpretativo, los personajes trabajan con gran pasión y con incontables tonos humorísticos a dónde quieren llegar. Se trata de una puesta que nos irradia por su comicidad y entabla a cada uno de los actores con un modo genial para llegar a trasmitir todo un suceso que dará que hablar. La estética de la obra nos lleva a irradiar algo que podría ser complejo, pero que sin embargo no lo es. ¿Cuántos momentos irrisorios serán por los que atraviesan todos los que participan en este trabajo? Tal vez podamos dejar esta respuesta para que cada espectador saque sus propias conclusiones, en lo que se pone de manifiesto para llevar a cabo   todo lo que trasciende. Es inmejorable el uso de un vestuario colorido, que va de acuerdo a la trascendente actuación.  Todo se logra con un manejo los cuerpos que dejan en escena un verdadero esplendor. 

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