Dirigiendo Ficciones para Television, dirigiendo actores

Continuando con lo publicado el pasado 17 de agosto de 2013

¿Cual es el espacio del que tiene que apropiarse el actor en el “audiovisual”?
Dirigiendo y trabajando con excelentes actores de cine y de televisión, siempre noté cuando les pido que “pasen la escena”, que es pedirle que “pasen la letra”, esta pasada era a un muy bajo volumen, al cual yo apenas lo podría percibir y la mirada estaba clavada en los ojos del partener. Como si allí se colocara el foco. El rango expresivo, parece en el set, en el piso muy corto, pero por cámara… es otra cosa. Más allá de la práctica, traté de encontrar alguna explicación, teórica quizás, pero que justificara esta generalidad que yo percibía. Y acá voy:
El cuadro audiovisual depende de la lente, de su distancia focal, y de la distancia del objeto en relación con ella. Depende de la luz que incide en ese espacio y del diafragma que se eligió para esa luz. Depende del valor del plano. El cuadro se modifica plano a plano en tanto su valor, y su campo. De eso, ¿podemos pedir que también se ocupe un actor? No.
Entonces, ¿cómo podemos hacer para que el actor se apropie de algo que no sabe que es, o como es, o cuanto ocupa?
Directores inexpertos en la dirección de sus actores tienen una desafortunada indicación: “¡No Actúes!”. “Si soy actor, ¿a que vine?” me contó el querido Aldo Barbero que le contestó a un novel director ante esta sugerencia. Preocupado por no caer en el “No Actúes” (como si fuera tan fácil) y aprovechando mi experiencia como actor por un lado y formación y experiencia como director de televisión y cine, por el otro, recordé el mentado “Efecto Kulechov” (Citado en mis clases de Montaje I por mi profe Alberto Ponce). No se sabe si cierto o no, si es mito o historia. Kulechov fue un constructivista ruso, de las vanguardias cinematográficas de principios de siglo XX, que trabajando sobre la semántica y sintaxis del naciente “lenguaje cinematográfico”, y pretendiendo demostrar que el sentido de una película se daba por el montaje del mismo, filmo a un actor, Moskovin, del Teatro de Arte de Moscú, sin ninguna intención mirando a cámara. Luego a una mujer vieja. Luego a un plato de comida y por ultimo a un recién nacido. Luego compagino lo filmado en el siguiente orden de planos, 1 Moskovin, 2 Mujer Vieja, 3 Moskovin, 4 Plato de Comida, 5 Moskovin, 6 Niño Recién Nacido, 7 Moskovin. El sentido que la mayoría de los espectadores construyó fue: ¡Pobre Moskovin, como recordaba a su vieja madre, cuando pasaban hambre en su infancia! Y, ¡Moskovin solo había mirado a cámara, sin intención!
Por otro lado sobre las reflexiones del lenguaje cinematográfico, en el Modelo de Representación Institucional dada a través de la obra D. Griffith, se legitima para que el espectador construya un “espacio”, el “eje de acción” y el “eje de mirada” son fundamentales. Estos “ejes” dicen algo así como que:
  1. “si abandono el cuadro por la izquierda, tengo que aparecer en el próximo por la derecha” y
  2. “si miro para la derecha mi interlocutor tiene que mirar hacia la izquierda”.
Asocio,
a) Moskovin miraba a cámara, con
b) el Eje de Mirada.
Cuando un actor mira a cámara o cuando un actor no mira a cámara, ¿adonde mira? A otro, a  una cosa, a si mismo. Cuando el actor mira fuera de campo, fuera de escena, ¿que experimenta/imagina el espectador? En ese fuera de campo, esta el “resto” del espacio que el espectador construye/imagina. Ese “resto” es creado por el espectador, posibilitado por el director (es importante que además, el director sepa esto). Entonces en ese “fuera de campo”, en ese “resto”, está también la subjetividad del espectador.
Entonces ¿podríamos proponer que el actor se apropie de la mirada de lo que mira, que todo su espacio a apropiarse de los oculares de los ojos de a quien mira? Aclaro que un ocular tiene el tamaño de una pelotita de 2 cm de diámetro como mucho. Un teatro infinitésimo.
Comparemos imaginariamente una sala teatral, con su escenario y su sala: un gran prisma rectangular conmigo dentro de él. Por otro, el imaginario espacio entre los ojos de lo que el actor esta mirando y él mismo, una pirámide, mas chica, mas flexible, y mas personal, focalizada, con el cuerpo del actor como base y los ojos de lo que el actor está mirando como vértice. Ante semejante diferencia de espacios, deben ser diferentes las disponibilidades corpóreas del actor para apropiárselo. De primera mano se puede intuir que sí. Por lo pronto, actuar para un teatro de 1600 localidades, y para otro de 400 y otro de 20 es bien diferente. Imaginemos un teatro de 1, 71 mts. de alto por 0,70 a 1,70 mts. de ancho con un largo variable de 4 a 0.50 mts. y en forma de pirámide. Escribiéndolo, ya solo experimento la necesidad de una precisión en la energía. No menos, ni más. Más ajustado, más dirigido, más cuidado. Todo lo que se haga de más, molesta, aleja y no gusta. Y apropiarse de algo, no genera estas sensaciones, sino todo lo contrario, agrada, acerca, gusta y genera


 

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