Crítica a la crítica de La Nación sobre “Reconstrucción Frente al Mar”, titulada: “Confusiones entre la realidad y la ficción”
El pasado miércoles 10 de Julio, el diario La Nación publicó la crítica
del espectáculo, RECONSTRUCCION FRENTE AL MAR” de Adriana Tursi, con dirección
de Edgardo Dib y las actuaciones de Alejandra Colunga, Cristián Cardoner,
Gabriel Galíndez y mía, firmada por Susana Freire. La opinión de la crítica es
la de: REGULAR.
Pasada la decepción de no tener una buena crítica, que siempre las
vivo como un estímulo a seguir produciendo, ya que esta, la buena crítica, generalmente
no deriva en ningún rédito económico- porque hace mucho tiempo que la crítica
gráfica ha dejado de influenciar en el espectador a la hora de programar una
salida, sobre todo, al teatro alternativo, al teatro autogestionado, tan
fecundo, ya no sólo en la ciudad de Buenos Aires, sino que en varias más-.
"Es una ciudad en la
que todo sucede frente a las cámaras. También los asesinatos. Lo que no ocurre
frente a cámara no ocurre", dice el personaje femenino. Con esta premisa
no debe extrañar que el espectador termine desconcertado con respecto a la
obra. ¿Es ficción teatral o ficción dentro de la ficción teatral? Por ser una
reconstrucción se puede presumir que se trata de esta última, pero no queda
claro si efectivamente hubo una desaparición o simplemente se trata de un
simulacro de reconstrucción.” Dice la crítica. Entiendo que es grave no saber si hubo o no hubo
desaparición de alguien, lo que no entiendo es que si hay duda de
desapariciones, toda reconstrucción es un simulacro. Toda reconstrucción es un
simulacro, mas allá si hubo o no desapariciones, ¿no?
“El exceso de información
que ofrecen los medios informativos a la comunidad, donde a veces se contradice
en las versiones, a veces se fabula en cuanto a lo ocurrido, a veces parece un
delirio, tal como ocurre en la escena. Este planteo crea el escepticismo con
respecto a lo que se informa y obliga al espectador a esperar la resolución
para confirmar los sucesos. Pero en el final de esta pieza no se devela qué
pasó realmente con el locutor desaparecido, lo que obliga a una forzada
especulación sobre su destino.” Concluye la crítica, que evidentemente quedó afuera de todo juego
con el espectáculo. Solicito al lector un poco de paciencia para transcribirle
un diálogo en el clímax de la obra:
INSPECTOR: Él no está muerto. Si bajan y se cruzan hasta la playa, van a
poder verlo. Él se hizo ver para todos esta mañana.
ELLA: No es verdad.(Ella se asoma al balcón) ¿Dónde esta?
INSPECTOR: Supongo que debe estar ahí, en medio de esa multitud. (Ella desesperada corre hacia adentro)
EL OTRO: (Al Inspector) ¿Cuándo
apareció?
INSPECTOR: En realidad no había desaparecido. La gente daba indicios todo el
tiempo de estar viéndolo, pero usted ya sabe como es mi gente.
EL OTRO: No, ¿cómo es su gente?
INSPECTOR: Quieren las cosas servidas, ya sabe, ¡gente incapaz de buscar nada! ¿Usted creé
que en verdad todos aman a ese hombre como dicen?... ¿Usted creé que en verdad
todos lo esperaban? Yo creo que hay gente que ya no espera más nada, que muchos
somos como almas adormecidas vagando por esta ciudad que sólo prende sus luces
unos pocos días cuando un acontecimiento especial parece darnos de sopapos en
la cara.
Ella entra
y se asoma a mirar hacia la playa.
ELLA: ¡No puede ser!… ¡No lo puedo creer!… ¡Es él!
EL OTRO: … ¿Es él?
ELLA: Si, es él… es el doble que esta haciendo uso de su lugar…. Mírelo
haciendo el papel... se lo creyó, si hasta se podría decir que le sale bien…
INSPECTOR: Señora, usted cree que la gente respondería tan
fervientemente frente a un burdo
imitador… No los menosprecie, no lo haga. Nosotros no lo hemos hecho con usted
en todo este tiempo. Que tengan buenos
días.
Es “Él” o es el “Doble”. ¿Queda claro? Si no queda claro, ¿será
importante que quede claro? Evidentemente, a la crítica no le quedó claro, y
para ella, era importante que quedara en claro, y es posible. Lo grave es ¿por
qué no se hizo la otra otra pregunta? La pregunta de: ¿será importante que
quede claro?, que uno le podría exigir a un/a crítico. Critíco, porque a un
espectador puede gustarle o no gustarle un espectáculo. Pero un crítico,
además, está obligado, ya que es un profesional, a ahondar, en la pieza, en su
puesta, en la posibilidad de juego que el espectáculo le propone y luego
valorizar o no, según su parecer lo que corresponda.
“La escenografía parte de
un realismo que luego se utiliza indiscriminadamente para aplicar a otro plano
de la ficción, pero tampoco ayuda para elaborar una clara conclusión de las
acciones.” Cuestiono
aquí el término “realismo” que utiliza la crítica. Al inicio de este escrito el
personaje de EL INSPECTOR dice: “NOCHE, BALCÓN TERRAZA”. En el espacio escénico
no hay NADA que “signifique” a UN BALCON TERRAZA: no hay baranda, no hay juego
de balcón, no hay ventanal, no hay cortinas, solo hay 2 sillas pintadas de
rojo, un banquito también pintado de rojo y 4 sillas plegables unidas por una
cinta que dice NO PASAR. ¿Dónde hay
Realismo?
“La desaparición de un
famoso locutor da lugar a una reconstrucción policial en la supuesta escena del
delito. Desde el comienzo está planteada la trama de esta obra, pero en el
transcurso se van desgranando temas que apuntan sobre todo a la distorsión que
provoca la información que realizan los medios de comunicación. Frente a un
suceso puntual y real, de corte policial, otra realidad fantasiosa originada en
la televisión se va superponiendo sin dejar espacio para distinguir una de otra
y provoca desconcierto.” Dice la crítica, como si las tramas no fueran distorsionadas por
los temas que instalan los medios y hubiese espacios para distinguir una de
otros, agrego yo en defensa del espectáculo. “En este enfrentamiento de realidad y ficción, el texto se apoya en un
tono narrativo para explicar los acontecimientos que precedieron a la
desaparición y la acción dramática se instala en la reconstrucción de los
hechos, pero dejando entrever que también puede ser una ficción.”
Concluye el párrafo, a la cual me cabe la pregunta; ¿cómo separa
el “tono narrativo” del texto de “la acción dramática”? Se me hace evidente,
entonces, que la frase “Tono Narrativo” se enlaza a un cuestionamiento del
mismo “tono” como, así también, a la incomprensión de la Acción Dramática ,
que la crítica tan arbitrariamente separa. Semejante arbitrariedad, cuasi
Cartesiana, se puede justificar entendiendo la crítica como reacción de un
medio de comunicación, al que el espectáculo cuestiona. Siendo empleada o
trabajando para el diario La
Nación ¿Habrá experimentado la crítica que “Reconstrucción
Frente al Mar” es un espectáculo que es una propaganda de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual? (Aclaro que la pieza fue escrita en 2007 y que el
espectáculo se hace desde el 2011, con premios a la mejor Obra, mejor Dirección
y Mejor Actriz Protagónica del Festival Iberoamericano de Teatro Mar del Plata
2011)
Léase la crítica que confeccionó Moira Soto, de la audición radial
“Pan y Teatro Social Club” de la AM1110:
“Es
una obra que incita permanentemente al espectador a hacer su aporte, a reconstruir
en su cabeza lo que está viendo en escena, a tratar de ir armando las piezas
del relato. Este relato parte de una zona un poco incierta porque hay una
representación anunciada dentro de la representación y que alude a una supuesta realidad. Esta es
una obra donde no hay certezas y el devenir de los acontecimientos y las
representaciones que se incluyen van destapando sorpresas, abriendo nuevas
realidades alternativas y para ver finalmente con cuál de ellas el espectador
se queda.
Para
empezar, en la primera escena hay una mujer - con aspecto de actriz retro,
sofisticada - que sigue las indicaciones de un personaje masculino que podría
ser un director de cine o de teatro, pero en realidad es un inspector de
policía reconstruyendo una escena que tiene que ver con un hecho policial. La
pareja de esta mujer - que ella lo llama “mi marido” pero el inspector la
corrige y le recuerda que no están casados -
ha desaparecido y se está haciendo la reconstrucción de los últimos
momentos de este hombre. El desaparecido es una figura pública y se sugiere que
puede ser de la televisión.
En
esta reconstrucción - un recurso que la policía usa mucho con ciertos hechos de
sangre o hechos de violencia - el policía ha contratado un actor que tiene que
hacer del doble del desaparecido. Por otro lado, hay un personaje al que llaman
“El Otro” que es un custodio del edificio, alguien que espía que filma y
registra los movimientos del hombre que desapareció. El inspector de policía
tiene el guión de lo que esta mujer contó, por eso la idea al comienzo de lo
que puede ser un director de cine o de teatro. Todo sucede en una terraza con
unas sillas playeras.
Me
parece que ha habido un buen encuentro entre este texto ingeniosamente escrito
y Edgardo Dib, quien recrea todo el potencial de esta obra explotando su
teatralidad, sus vueltas de tuerca, sus juegos escénicos y sus artilugios y sus
múltiples guiños a la representación. A
la vez, la obra está llena de esas referencias tan contemporáneas, lo visual de
las cámaras de la televisión, de esa televisión que otorga entidad a mucha
gente con simplemente registrarla. Todos esos elementos de representación están
muy bien conjugados en este relato que termina siendo una intriga policial
donde uno se pregunta si en verdad hay un desaparecido y si hay un culpable. El
misterio al final se revela, pero con sus bemoles. Nada es tan simple y como
además la obra se va desenvolviendo y
desplegándose frente a los ojos del espectador y ofreciendo nuevas alternativas,
obliga a repensar una escena anterior de la cual uno ya había hecho una
lectura. La verdad es que es una obra muy interesante y muy teatral.”
Lo que Moira Soto valora, ¿no
fue registrado por Susana Freire? ¿No lo pudo ver, no lo quiso ver? Para
terminar hago notar el subtítulo de la crítica de Susana Freire. Para
mí, expresión de un “acto fallido” que me conforta por lo que el espectáculo
provoca: “Confusiones entre la realidad
y la ficción”.
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